Ron Wayne fue un dibujante de Atari que a sus 41 años conoció a Steve Jobs, quien lo convenció para que ayudara con un proyecto de computación a casa. Ese proyecto, por supuesto, fue Apple, y de acuerdo con el Mercury News, Wayne "diseñó el logo original de la compañía, escribió el manual de la computadora Apple I, y redactó el primer acuerdo legal de la sociedad". Cuando se creo Apple, esta quedó dividida en 45 % de participación tanto para Jobs como para Wozniack y el 10 % restante para Wayne, pero por sus múltiples fracasos en crear empresa y por miedo, Wayne devolvió el porcentaje de participación, por lo que vendió su 10% de nuevo a Apple después de 12 días con la compañía, recuperando $800 dólares. Esas acciones corresponden ahora un valor de aproximadamente $35 mil millones de dólares, pero en una entrevista con Bloomberg News acerca de la muerte de su ex co-fundador, Wayne dice que no se arrepiente sobre lo ocurrido con la venta de su participación en Apple y del dinero no recibido. En el libro de la biografía de Steve Jobs de Walter Isaacson, Wayne afirma lo siguiente: "Tomé la mejor decisión para mí en aquel momento, los dos (Jobs y Wozniack) eran un autentico torbellino, y sabia que mi estomago no estaba listo para aquella aventura". De hecho, sus pensamientos sobre el dinero son notablemente similares a Jobs.
¿Qué tan similares? Bueno, los dos han dicho más o menos la misma cosa. Jobs le dijo al Wall Street Journal en 1993 que "Ser el hombre más rico del cementerio no me importa ... Irse a la cama por la noche diciendo que hemos hecho algo maravilloso...eso es lo que me importa."
De cualquier manera, pienso que haber perdido unos cuantos millones de dólares, hace que cualquier cita o excusa que uno haga al respecto, pueda sonar interesante o ridícula al mismo tiempo.
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